DRONES

Los drones ofrecen múltiples posibilidades para la agricultura. Pueden sobrevolar los campos de una forma rápida y captar información diversa gracias a sus sensores. Esto permite que aquellos que gestionan los cultivos tengan a su disposición una herramienta para controlar e incrementar la productividad.

Un solo dron puede monitorizar cientos de hectáreas de forma precisa, evaluando las condiciones del terreno, con el fin de recoger información sobre la hidratación, la temperatura o el ritmo de crecimiento de los cultivos. Una de las funciones más importantes que se atribuyen a estos dispositivos es la localización prematura de enfermedades. De esta forma se pueden evitar plagas que arruinen parte de la cosecha.

Toda esta información proporciona un ahorro de costes significativo para los agricultores. Evitar las plagas también contribuye a reducir la cantidad de productos químicos que se emplean en los cultivos. No solo las cosechas crecen de forma menos artificial sino que no es necesario comprar tantos herbicidas y pesticidas como hasta ahora. Cuando haya que utilizarlos, los propios drones los pueden arrojar, al igual que los fertilizantes.

Los dispositivos pueden controlar cómo funciona el riego y también sirven de improvisados espantapájaros, al mantener alejadas a las aves. Son capaces de enviar fotografías e incluso vídeo en tiempo real a un centro donde se observe el estado de los cultivos. Este tipo de operaciones ya se han puesto en práctica en algunos lugares. Uno de los países más avanzados en este sentido es Japón.

Dentro de la categoría de dron, encontramos distintos tipos de vehículos atendiendo a la máxima capacidad de carga portante, el alcance y la altura máxima. En el caso de los drones agrícolas, la categoría es la 0, es decir, menos de 25 kg de capacidad de carga con un alcance máximo (alejamiento) de 15 km y una altura máxima típica de 300 m.

Aplicaciones de los drones en agricultura

+ Detección de stress hídrico, detectar que parte.
+ Detección de stress nutricional en cultivos (uso óptimo de fertilizantes sólo en las zonas en las que es necesaria su aplicación).
+ Detección temprana de enfermedades y plagas en cultivos.
+ Índices relativos a calidad en cultivos (ej. Vid).
+ Generación de inventarios de áreas de cultivos.
+ Supervisión de áreas fumigadas.

Por tanto, las ventajas de los drones en la agricultura, es facilitar a los agricultores un servicio de información sobre el estado hídrico, nivel de desarrollo y sanidad de cultivos, obtenida prácticamente en tiempo real, para poder hacer tratamientos sanitarios, riegos o fertilizaciones dirigidas a zonas en las que se detecten dichas necesidades en el momento preciso de aplicarlos.

Así se usan ya los drones para agricultura

En los próximos años, se espera un crecimiento exponencial del uso de aeronaves no tripuladas en los campos. Algunas de sus aplicaciones llevan ya décadas desarrollándose.

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Fumigación de precisión en el campo

Uno de los problemas a los que se enfrenta el agricultor es el uso efectivo de plaguicidas y pesticidas. Su malgasto tiene, además de consecuencias medioambientales, consecuencias para el bolsillo. Desde hace algunos años, los drones han traído precisión y ahorro de costes a una de las actividades más esenciales del sector agrícola. Mediante el uso de este y otros modelos de drones, el agricultor puede conocer con precisión y de forma rápida las zonas del cultivo que necesitan fumigación. A continuación, se traza la ruta y el propio dron, equipado con pesticidas y/o plaguicidas, se encarga de fumigar sobre zonas, e incluso plantas, concretas.

Índice de vigor con drones para agricultura de precisión

Cuanto mayor es la extensión de los cultivos, más complicado es su control. Los métodos tradicionales, como la inspección ocular directa, son lentos y no son aplicables a grandes extensiones. Otros más modernos, como la utilización de sensores de suelo, elevan los costes de producción. Sin embargo, con un dron equipado con la tecnología necesaria y el software adecuado, es posible calcular diferentes tipos de mapas que son representativos del tipo de suelo o el estado metabólico de la planta, reduciendo costes y aumentando la productividad.

Gracias al uso de cámaras infrarrojas montadas sobre drones para agricultura, se puede elaborar de forma rápida un índice de vigor, un mapa en el que se recoge la luz que reflejan las plantas y que habla de su salud. Si la planta está sana y realiza la fotosíntesis de forma adecuada, refleja ciertas zonas del espectro de luz. Si, por el contrario, está estresada, estos valores cambian.

Tras un vuelo que durará más o menos en función de la extensión del terreno, las imágenes tomadas por la cámara del dron se procesan con un software para elaborar los mapas de índice de vigor. Uno de los sectores agrícolas que más ha apostado recientemente por esta tecnología es la viticultura. 

Drones para detección de plagas y malas hierbas.

El trabajo del agricultor, al desarrollarse en temporadas anuales, requiere una gran labor de monitorización y prevención. Adelantarse a las plagas e infestaciones antes de que se extiendan es fundamental para evitar grandes pérdidas de dinero o, incluso, que la cosecha al completo se eche a perder.

El control en tiempo real de las plantaciones ha sido, hasta ahora, algo complejo, que requería de personal de campo que estuviese siempre pendiente del terreno agrícola. Y aun así, en ocasiones, la detección de la plaga llegaba demasiado tarde.

Sin salirnos del sector de la viticultura, algunas bodegas españolas trabajan ya con drones para la detección temprana de plagas de grama, una mala hierba perenne de difícil control. Gracias a las aeronaves no tripuladas, los viticultores pueden detectar las zonas problemáticas de forma temprana, concentrar sus esfuerzos y evitar que la infestación afecte a extensiones mayores del cultivo.

 

Peritaje e inventario de terrenos de cultivo.

En función de la zona de cultivo, varía la extensión de las fincas y el uso que el agricultor hace de ellas. Mientras el minifundio es algo habitual en zonas del norte de España, como Galicia, los latifundios son comunes en otras áreas. Un caso bien conocido es, probablemente, el de los olivares del sur de Europa.

Solo en Andalucía, existen más de un millón y medio de hectáreas dedicadas a la aceituna. Contabilizar las plantas para, por ejemplo, el control de las subvenciones agrícolas o realizar peritajes, es algo complicado y costoso ante extensiones tan grandes de terreno.

Precisamente en el sur de la península Ibérica, donde se produce aproximadamente un tercio del aceite de oliva de toda la Unión Europea, se están implementando sistemas de drones para agricultura destinados al control de grandes plantaciones, el inventariado de cultivos, la gestión de las ayudas públicas y la eliminación del fraude.

 

Y así se usarán en el futuro

El uso de drones para agricultura es un campo de futuro, en el que todavía hay mucho espacio para el crecimiento y el desarrollo. En los próximos años, sin irnos a un futuro muy lejano, llegarán algunas aplicaciones que cambiarán aún más la industria agrícola.

 

Teledección automatizada con drones para agricultura

De momento, con el marco legal y el desarrollo tecnológico actual, los drones permiten un ahorro de costes importante en multitud de casos reales. Sin embargo, el uso de personal humano sigue siendo imprescindible.

En los próximos años, se vivirá un importante aumento de la automatización. Las mismas aplicaciones que se han señalado antes, como teledetección de plagas, fumigación o monitorización del cultivo, se podrán hacer de forma automática. Es decir, el dron volará y recogerá todos los datos sin apenas intervención humana y estos datos se transformarán en informes para los agricultores y los ingenieros agrónomos a través de software inteligente.

Asistencia a la polinización

La reducción de la población mundial de abejas ha traído de cabeza a agricultores e investigadores durante los últimos años. Mientras se investigan las causas detrás de estas muertes masivas, se trabaja también en soluciones alternativas para apoyar a estos insectos en una de las tareas más importantes para el planeta: la polinización.

En la Universidad Tecnológica de Varsovia, en Polonia, trabajan ya con drones abeja que probarán durante la campaña agrícola de este año. Las primeras versiones comerciales de este insecto electrónico podrían llegar en dos o tres años.

La irrupción de las aeronaves no tripuladas en el sector agrícola parece algo irremediable. En algunos años, el uso de drones para agricultura parecerá algo tan común como una cosechadora o un sistema de riego automatizado. Y como con todo desarrollo tecnológico, lo mejor está, probablemente, por llegar.

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